sábado, 5 de noviembre de 2011

¡Quiero ser como tú!

Fátima y Jose Antonio adoptaron hace 10 meses a dos hermanos brasileños. El mayor tiene 9 años y su hermano pequeño tiene 5. Ambos son de color muy oscuro, guapísimos, con el pelo ensortijado y una energía vital desbordante.

El otro día, compartiendo con la madre el momento de la merienda en el patio escolar, mirábamos a nuestros respectivos hijos jugando al fútbol. Le comenté lo felices que se veía a sus hijos y ella, con una amplia sonrisa en la boca me dijo “es muy cansado tener de repente dos hijos, pero Jose y yo nos reímos mucho con las ocurrencias que tienen”. Ante esta invitación le interrogué un poquito más “¿qué ocurrencias?” y me cuenta con toda su gracia la siguiente anécdota:

“El otro día estaba Jose en el cuarto de baño afeitándose y entró el pequeño. Se subió al taburete para lavarse los dientes y se quedó mirando fijamente en el espejo el reflejo de su padre y el suyo. Después de pensar un momento preguntó Papá, ¿cuándo voy a ser blanco? . Al padre le entró tal ataque de risa que no le pudo contestar”

Después de compartir con ella la risa sólo me atreví a decir prudentemente “Óscar ya se siente tan hijo vuestro que no entiende vuestra diferencia de color ¡qué bien lo estáis haciendo! ¡cuánto les amáis!” y Fátima se limitó a sonreir, asintiendo llena de orgullo.

Cuando vuestros hijos se identifican tanto con vosotros es porque les habéis hecho sentir que son parte vuestra. Les estáis dando su identidad empapándoles de la vuestra. Esto sólo se consigue con el contacto diario, compartiendo muchas horas y transmitiéndoles sin tapujos lo que sois y lo que sentís.

Patricia Valle
Pedagoga y madre de un niño y una niña.