sábado, 13 de agosto de 2011

"SER UNA PERSONITA"


“Ser una personita”

Con todo mi corazón desde aquí os cuento nuestra historia, mi historia y sobre todo la de mi hija.

Soy Fini, tengo 38 años y vivo en Elche (Alicante). Todo comenzó hace 21 años, cuando conocí al Dr. Moyá y su metodología a través de un niño que asistía a su consulta. Para conocer CEMEDETE, hice cursos en Valencia y Murcia, pero cuando le vi personalmente fue en Alicante; me entusiasmó su forma de pensar, de trabajar y de amar a los niños por encima de todo.


Ha sido mi profesor, mi amigo, mi todo y ahora el Dr. de mi hija, es su abuelito José, como nosotros le llamamos.

Tuve varias monitorias de niños durante quince años junto a él, he sido y soy fiel seguidora de su método, gracias a ello, conocedora del tema, pude trabajar con mi hija cuando nació, y todo fue bastante más sencillo.

Nació Maria, tras un buen embarazo sin ningún tipo de problemas, unos 15 días antes de lo previsto. No supimos que era síndrome de Down, hasta el momento del nacimiento. Para nosotros fue la niña mas linda del mundo, y teníamos muy claro que lucharíamos por ella, como yo durante años lo había hecho en mis monitorias con niños que no eran mis hijos. Estábamos seguros que tanto Maria como nosotros habíamos tenido mucha suerte.

La complicación surgiría a los pocos días del nacimiento; no expulsaba el meconio, dejó de comer, vomitaba y hubo que ponerle un enema opaco.

A través de una biopsia, le diagnosticaron la enfermedad de Hirsprunch. En el hospital nos aconsejaron una cirugía larga, complicada y con muchos riesgos. Nuestra decisión fue la de no operar, y en este punto fue el Dr. Moyá quien nos ayudo a tomarla. Fue muy meditada y tengo que aclarar que la mayor parte de las veces, las madres ante situaciones limites nos volvemos “torpes y ciegas”, no podemos ver mas allá de nuestras “narices”, y me era muy difícil tomar decisiones por mi misma.

Maria, actualmente, tiene problemas serios de estreñimiento. Su dieta y otros muchos factores le permiten hacer “cacas” sola, lo que parecía imposible a través de un colon inervado. Todo este complicado proceso lo mejora la madurez y la consciencia de Maria.

Estuvo ingresada un mes en incubadora, llena de cables. Cada día le daba el pecho, en aquellas tomas en las que estaba permitido entrar y hacia de canguro poniéndomela encima del corazón, para que así escuchara mis latidos al tiempo que le tarareaba y marcaba con mis manos en su espalda un ritmo para evitar la desconexión.

Cuando entrábamos a verla, la mirada le cambiaba, lo notábamos enseguida y giraba la cabecita abriendo sus ojitos. Tras el alta, y ya en casa, todo fue muy diferente.

Empezamos a darle mucho amor, mucho contacto físico, e ir recuperándola poco a poco con el fin que quedasen las mínimas secuelas posibles.

Fuimos a Barcelona, a la primera consulta del Dr. Moyá. Los programas de estos principios se basaban en los cuidados del bebe, etapa neonatal (acunar, dar pecho, etc...). Estábamos encantadisimos con ella, y a Maria se le vio prontito sonreír y hacer pequeños “gestos de vida”.

Los primeros años fueron duros, siempre estaba malita, ya que tenia pocas defensas, y su intestino (su parte mas débil) daba problemas constantemente. El apoyo de Moyá fue mucho, pues parecía tener una “receta mágica” para cada contratiempo que surgia. Lo tuve siempre a mi lado. En las siguientes visitas, los programas de trabajo con Maria los lleve a cabo yo misma (técnicas de cachorreo, digitopresiones, arrastrado, masajes de boca y cuello...), salvo ejercicios específicos (patrones y suspensión), en los que necesitaba la ayuda de dos familiares.

Todo este trabajo se compartió con tiempo en guardería, cuando Maria comenzó a ir a ella.


Para esta etapa, mi hija necesitaba una monitora para trabajar los programas en casa, ya que era conveniente separar entre relaciÓn madre-hija y monitora. Encontramos una persona para ello, que estuvo solo un año con nosotros. Después, apareció Irene, con la que conectó de inmediato, y hasta hoy que hace 3 años.



La parte práctica de Método Cemedete, es llevada a cabo a través de estos programas, que son supervisadas por un adulto, siempre individualizados, dependiendo de la necesidad de cada niño.

Así se desarrolla una teoría basada en los Niveles Armónicos y dividida en etapas de desarrollo: neonatal, suelo, Bipedestación, Monopedestación y lateralidad.

Los distintos niveles de cada etapa, marcan las pautas de trabajo con el niño.

Tiene muchos cambios emocionales, días buenos y días malos; los buenos son muy buenos, le ayudan a estar más receptiva, mas despierta y a ampliar su capacidad de aprender.

Es una niña alegre y simpática, pero los días malos son muy tristes para ella, lo pasa verdaderamente mal.

Intentamos que siempre este rodeada de niños, pasa casi todos los fines de semana con seis primas que tiene. Con ellas es bastante independiente, le ayudan mucho a “ser mayor”.

Hace un año tuvimos otro hijo, Antonio. Ahora tiene 15 meses que es por él, por el que Maria está pasando una etapa de celos. Se debate entre quedarse pequeña como su hermano (al que quiere, pero le fastidia) o ser mayor.

Esta es la gran lucha que llevamos todos, tanto "profes" del cole, como Irene, como familia.

La mayor parte de las veces, estamos seguros y confiamos en que con el apoyo de todos, Maria crecerá y se dará cuenta que esto es lo mejor.


Maria tiene mucho carácter, le cuesta obedecer a la primera, aunque cada vez hace mas caso (se va dando cuenta que esa actitud no le conduce a nada). A veces se le convence razonando, y otras con mucha disciplina, siempre intentamos educarla para que ahora y siempre sea una niña más.

Es una gran lucha diaria que tras seis años es como si acabase de empezar, cada día que amanece es un nuevo reto.

Para comprender el mundo de Maria, como todo funciona y llegar al punto de entender lo bien que está, es necesario conocer el gran trabajo de todos: mi familia, mi marido (pilares fundamentales), nuestra monitora, quien esta formando el camino para que Maria sea “una personita” y el Dr. Moyá que sin su ayuda no hubiese sido lo mismo, ni Maria ni nosotros.

Estamos muy orgullosos de nuestra hija.

¡Ah!, y estamos contentísimos de haber elegido el camino que nos ha brindado el Dr. Moyá, su método y su lucha por nuestros niños. Es un doctor y una persona ejemplar.

Fini