lunes, 5 de septiembre de 2011

LOS NIÑ@S PREMATUROS


Yo considero como prematuros a todos los niñ@s que nacen sin la capacidad suficiente para sobrevivir por si mismos sin más ayuda que la de una madre “normal”.

El nivel actual de los cuidados técnicos que hoy en día la ciencia médica puede prestar a los prematuros permite que sean posibles noticias tan sorprendentes como la que hemos leído hace poco tiempo en todos los periódicos.

“Amilia, 284 gramos al nacer, cumple cuatro meses dentro de su incubadora”.




Nacer en un estado de madurez y de invalidez tan notable hace que sea muy difícil lograr sobrevivir y poco a poco adquirir la madurez propia de un bebé normal.

El bebé maduro, normal no solo pesa alrededor de tres kilogramos, sino que es capaz de respirar por si mismo sin ayuda; es capaz de alimentarse del pecho materno o en su defecto del biberón de leche maternizada; y es capaz de mantener la temperatura de su cuerpo por sí mismo de manera automática.

Sirvan estos ejemplos para explicar que el prematuro no solo nace antes y pesa poco, sino que además no es capaz de sobrevivir sin ayuda.

La neonatología es una especialidad médica que se afana por encontrar técnicas y sistemas artificiales que permitan sobrevivir y adquirir madurez a los prematuros y, en general a todos los recién nacidos con trastornos de la viabilidad biológica.

La neonatología ha progresado muchísimo en los últimos años y los equipos de todos los hospitales del mundo, rivalizan en demostrar su pericia y su elevado nivel de eficacia, proporcionando capacidad de sobrevivencia a recién nacidos cada vez más “pequeños”, es decir más prematuros o sea, cada vez con mayores dificultades y mayor déficit biológico.

Hasta aquí solamente cabe asombrarse y aplaudir con entusiasmo.
Pero no debemos olvidar que estos niñ@s prematuros, a los que la ciencia proporciona la capacidad de vivir, se encuentran luego, cuando les dan el alta hospitalaria, con que siguen necesitando ayudas muy especiales para poder vivir con plenitud de facultades la vida que han recuperado.

Es muy importante que cuando los prematuros ya son capaces de respirar, alimentarse y sobrevivir por si mismos, sigan recibiendo ayuda específica para cada caso en particular porque ni son ni están todos en las mismas condiciones, ni en el mismo nivel de desarrollo o madurez.

Para que un prematuro consiga ser un adulto plenamente válido en todas las funciones, o sea un adulto normal, ES NECESARIO que cuando sale de la unidad de prematuros del hospital, se le realice un estudio personal para valorar su nivel de evolución neuropsíquica y de acuerdo con el resultado de este estudio, el equipo responsable diseñe y le aplique, un programa de estimulación y armonía personalizado y adaptado a sus condiciones personales de necesidades específicas en cada niñ@.

La calidad y la adecuación de estos programas será muy importante en el futuro nivel de vida psicomotriz, mental y social que logrará alcanzar cada uno de estos niñ@s prematuros que lograron sobrevivir.

Porque tener ojos, oídos y tacto, tener boca, tener cerebro y vida no basta.

Además hay que aprender a mirar y entender lo que se mira, lo que se oye o lo que se toca; hay que aprender a hablar y sobre todo hay que aprender a pensar, sentir, controlar y valorar los pensamientos y los sentimientos.

Esto último es cierto para todos los niñ@s pero en el caso de los niños distintos, y los prematuros lo son, resulta especialmente necesario que “alguien” se lo enseñe.

José Moyá Trilla